¡BIENVENIDOS A ESTE RING!

Tomen asiento, señoras y señores. ¡Bienvenidos a este ring! Griten, animen, protesten, expresen, alienten, inciten, espoleen, vociferen, pinchen, empujen, abucheen, aclamen, comenten, reivindiquen, pateleen, piten, abronquen, reprochen, aplaudan... ¡Esto es pasión por la literatura!

martes, 15 de octubre de 2019

115º ASALTO: NOS GUSTABAN LAS PERSONAS



NOS GUSTABAN LAS PERSONAS


Nos gustaba llamar por telefono ﷽﷽﷽﷽las personas, me gusta que al descolgar el telsted éfono y que nos respondiese una persona, en lugar de que un contestador automático nos pregunte la fecha de nuestro cumpleaños, como quien pregunta los ríos de España o las capitales de Europa. Nos gustaba ir al banco y sentirnos importantes, aunque después de los buenos días y veinte minutos esperando nadie nos hiciese caso. Nos gustaba hacer cola en el supermercado y enfadarnos, porque la fila de al lado siempre iba más deprisa que la nuestra y, cuando parábamos en una gasolinera, nos gustaba que alguien nos saludase y nos preguntase si queríamos súper o diesel, aunque a veces tuviese una mancha de grasa en la camisa y le hubiese abandonado el desodorante. Nos gustaba enterarnos del tiempo en los ascensores, pega fuerte el verano, parece que va a llover, a ver si llega ya el calor, y no tener que comprobar en el móvil la temperatura que iba a hacer al día siguiente. Nos gustaba que los camareros nos dijesen si queríamos la leche fría o caliente, aunque luego la pusiesen como les diese la gana. Nos gustaba que al abrirse la barrera de la autopista alguien, a quien no conocíamos, nos desease buen viaje. Nos gustaba comprar el billete de metro en la taquilla y que nos perdonasen 5 céntimos porque no tenían cambio. Nos gustaba que las dependientas de las tiendas de ropa nos dijesen que la camisa que nos acabábamos de comprar nos sentaba fenomenal, aunque fuese mentira, y no tener de elegir la talla y el color en una web para recibir 3 días después una encuesta de satisfacción por correo electrónico. Nos gustaba que el acomodador nos guiase hasta nuestra butaca del cine con su linterna, que los libreros nos recomendasen libros, que el tipo del videoclub nos preguntase si nos había gustado la película que acabábamos de devolver. Nos gustaba parar a la gente por la calle para que nos indicasen cómo se llega a tal o cual sitio, y no tener que buscarlo en el GPS. Nos gustaba mirarnos a la cara en lugar de a las pantallas. Por eso, a veces me pregunto si no nos estaremos convirtiendo en otra de esas estúpidas máquinas.      

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