¡BIENVENIDOS A ESTE RING!

Tomen asiento, señoras y señores. ¡Bienvenidos a este ring! Griten, animen, protesten, expresen, alienten, inciten, espoleen, vociferen, pinchen, empujen, abucheen, aclamen, comenten, reivindiquen, pateleen, piten, abronquen, reprochen, aplaudan... ¡Esto es pasión por la literatura!

martes, 26 de noviembre de 2019

PRESENTACIÓN LOS DEFECTOS DE LA ANESTESIA

Por fin, salimos de cuentos. 


Queridos amigos y amigas:

El próximo 29 de noviembre, a las 7 de la tarde, daremos a luz a "Los defectos de la anestesia", de Enkuadres Ediciones Enkuadres. 
Aviso que durante la misma se pueden producir alteraciones del ritmo cardiaco y la respiración, cambios bruscos de humor, lágrimas, risas e incluso náuseas o vómitos.
Ejercerá de matrona la escritora y amiga Almu Ballester. 
Será en la Escuela de Escritores (Covarrubias, 1, planta baja, metro Alonso Martínez).
Después habrá tiempo para charlar, tomar un vino y estirar la noche todos lo que queramos.
¡Estáis todos invitados!

martes, 19 de noviembre de 2019

116ª ASALTO: QUERÍAMOS TANTO A ENRIQUE




QUERÍAMOS TANTO A ENRIQUE* 

Ya hace 20 años. Recuerdo que me enteré a través de internet. Entonces la vida todavía no se medía en megas y todo iba muy despacio, a 256k, como mucho, y las noticias aún no volaban en las redes sociales. Recuerdo abrir la página de El País digital a media mañana, en una pausa del trabajo, y encontrarme la noticia. Se ha muerto Enrique Urquijo, dije en voz alta. Y todo se quedó en silencio. Había aparecido en un portal de Malasaña. Imaginé sus ojos, esos ojos tan grandes, tan tristes, tan vivos. Creo que es la noticia que más me ha impresionado en la vida. Me gustaban Los secretos. Aún me gustan. Yo entonces llevaba poco tiempo en Madrid y para un recién llegado, Malasaña era un territorio mítico, como Macondo o Comala, el evocador nombre de un barrio que había descubierto en las páginas de Las edades de Lulú e Historias del Kronen y que ahora podía pisar, sentir, amar. Todavía quedaba en sus bares algún eco de aquella movida cuyo aliento apenas rozó el resto de España. Entraba en La vía láctea, el Penta, La Palma, en todos esos garitos que solo había oído nombrar en canciones, imaginario generacional, y solo pensaba: qué suerte tenéis los que habéis nacido en Madrid, cabrones. Para mí Madrid sobre todo era música. Me subía al metro y buscaba Tirso de molina, Sol, Gran Vía, Tribunal, en la línea azul, me agarraba fuerte a María en cualquier bar y me asomaba a la ventana buscando a la chica de ayer. Y por mucho que lo intentase, no podía pasar por delante de La puerta de Alcalá sin mirarla y entonar la canción. Aquella noche, sin embargo, la música se apagó de repente. Todos morimos con Enrique y aunque resucitásemos al día siguiente, y todo volviese a la normalidad, Madrid ya nunca volvió a sonar como antes.

*Enrique Urquijo falleció el 17 de noviembre de 1999, a la edad de 39 años. Esta semana se cumplen 20 años de tras triste perdida. Siempre nos quedará su música.

martes, 15 de octubre de 2019

115º ASALTO: NOS GUSTABAN LAS PERSONAS



NOS GUSTABAN LAS PERSONAS


Nos gustaba llamar por telefono ﷽﷽﷽﷽las personas, me gusta que al descolgar el telsted éfono y que nos respondiese una persona, en lugar de que un contestador automático nos pregunte la fecha de nuestro cumpleaños, como quien pregunta los ríos de España o las capitales de Europa. Nos gustaba ir al banco y sentirnos importantes, aunque después de los buenos días y veinte minutos esperando nadie nos hiciese caso. Nos gustaba hacer cola en el supermercado y enfadarnos, porque la fila de al lado siempre iba más deprisa que la nuestra y, cuando parábamos en una gasolinera, nos gustaba que alguien nos saludase y nos preguntase si queríamos súper o diesel, aunque a veces tuviese una mancha de grasa en la camisa y le hubiese abandonado el desodorante. Nos gustaba enterarnos del tiempo en los ascensores, pega fuerte el verano, parece que va a llover, a ver si llega ya el calor, y no tener que comprobar en el móvil la temperatura que iba a hacer al día siguiente. Nos gustaba que los camareros nos dijesen si queríamos la leche fría o caliente, aunque luego la pusiesen como les diese la gana. Nos gustaba que al abrirse la barrera de la autopista alguien, a quien no conocíamos, nos desease buen viaje. Nos gustaba comprar el billete de metro en la taquilla y que nos perdonasen 5 céntimos porque no tenían cambio. Nos gustaba que las dependientas de las tiendas de ropa nos dijesen que la camisa que nos acabábamos de comprar nos sentaba fenomenal, aunque fuese mentira, y no tener de elegir la talla y el color en una web para recibir 3 días después una encuesta de satisfacción por correo electrónico. Nos gustaba que el acomodador nos guiase hasta nuestra butaca del cine con su linterna, que los libreros nos recomendasen libros, que el tipo del videoclub nos preguntase si nos había gustado la película que acabábamos de devolver. Nos gustaba parar a la gente por la calle para que nos indicasen cómo se llega a tal o cual sitio, y no tener que buscarlo en el GPS. Nos gustaba mirarnos a la cara en lugar de a las pantallas. Por eso, a veces me pregunto si no nos estaremos convirtiendo en otra de esas estúpidas máquinas.      

domingo, 29 de septiembre de 2019

114º ASALTO: COCINA PARA MELANCÓLICOS


COCINA PARA MELANCÓLICOS  
Las cosas ya no se hacen como antes. Enseguida se rompen, caducan o nos aburrimos de ellas y las cambiamos por otras. Esta olla de acero inoxidable tendrá más de 30 años. Todavía la utilizo para cocinar. Me la llevé de casa de mis padres cuando me fui a estudiar fuera y me ha acompañado en todos los sitios en los que he vivido. Incluso me la llevé a Francia cuando estuve de Erasmus. Y aquí sigue. Casi 30 años después. Se conserva mejor que yo. No soy demasiado cocinillas, solo sé hacer cuatro cosas que aprendí de mi madre para sobrevivir en mi época de estudiante, pero me gusta cocinar. A veces, llamaba a mi madre para que me explicase cómo preparar unas judías verdes o unas lentejas. Recuerdo una vez que unos amigos habían ido a coger cangrejos y, como estaban en un colegio mayor, acabaron trayéndolos a nuestro piso. Tuve que llamar a mi madre para que me explicase cómo prepararlos porque no tenía ni idea. Entonces no podías buscar las recetas en internet. Salieron buenos los cangrejos, con su cebolla y su tomate. Cocinar es recordar. La cocina siempre te trae olores y sabores de los sitios en los que has estado, de las personas que has conocido. Una de mis platos favoritos son las patatas a la riojana. Cuando estuve de erasmus en Francia, a los franceses les hacíamos patatas a la riojana y tortilla de patata y una paella que nos inventamos sobre la marcha. Se chupaban los dedos. A cambio, nos enseñaron a hacer crépes y cous-cous. Hay 200.000 formas de hacer las patatas a riojana, tantas como riojanos en el mundo, imagino. Además del chorizo y las patatas, le puedes poner lo que quieras, guisantes, costilla, guindillas, caracoles, mi madre, siempre le ponía caracoles. Algunos te dirán que no, que entonces no son patatas a la riojana, a lo mejor tienen razón, pero la cocina también es libertad para seguir o para romper las normas. Yo las hago con chorizo, pimiento, zanahoria, o con lo que tenga por casa. De lo que no hay que olvidarse nunca es de cascar las patatas para que suelten el almidón y el caldo quede espeso. Eso me lo enseñó mi madre. Siempre que utilizo esta olla, me acuerdo de ella.

miércoles, 25 de septiembre de 2019

Y LOS GANADORES SON...

Pues ya tenemos el palmarés del I Concurso de Microrrelatos
 de La toalla delboxeador. Felicidades a los agraciados 
y gracias a todos los demás, participantes, donantes, votantes y lectores....


viernes, 20 de septiembre de 2019

GRAN FINAL DEL CONCURSO DE MICRORRELATOS "LAS TOALLAS SON PARA EL VERANO"

GRAN FINAL I Concurso de Microrrelatos “Las Toallas son para el Verano” 
Hoy en Los combates de la toalla, gran velada microrrelatista con los Relatos seleccionados por el jurado del I Concurso “Las Toallas son para el Verano”. 

Os presentamos los dos textos que han llegado a la gran final: “Over the rainbow” y “Náufrago”. 


OVER THE RAINBOW
Sale del refugio en cuanto las portezuelas dejan de batir. La granja se ha convertido en un esperpento: lo primero que ve es un colgajo de valla publicitaria que exhibe una sonrisa perfecta sobre una mecedora mutilada. Curiosamente, el álamo está intacto, y el cadáver de su tío cuelga desmadejado de una de sus ramas; lo mira y está a punto de pisar una gallina casi bidimensional, que yace con las alas abiertas, como si el tornado le hubiese devuelto su esencia perdida de ave.
La casa es un amasijo de esquirlas y astillas. Picotea entre los escombros de lo que fue su habitación y consigue rescatar la mochila del gimnasio: una toalla, una sudadera, las zapatillas, que se calza.
Se la echa al hombro, cuidándose mucho de meter nada en ella. Ni las noches de verano con su tío en la soledad despiadada del porche. Ni el asco. Ni el miedo. Ni siquiera la voluntad inquebrantable de correr más que él cuando golpease el próximo tornado.
Las zapatillas rojas se adentran en el camino, amarillo por las bolsas de plaguicida destripadas contra la tierra. En el horizonte, el arco iris enmarca, como un neón multicolor, la puerta de salida.


NÁUFRAGO
Poco a poco le va cogiendo el gusto a vivir en la isla. Ya ni siquiera intenta recordar de qué barco es náufrago. Tampoco le atormentan ya las voces que cree escuchar en su cabeza. Las ha adoptado como compañeras que le amenizan la vida solitaria que le ha tocado vivir.
Cada tanto, la playa le ofrece pequeños objetos que van haciendo su vida más fácil. Por ejemplo, desde que llegaron un par de toallas que en invierno le dan abrigo y, en verano, sombra, siente que esa pequeña porción de playa debe de parecerse mucho a un hogar. Con eso y algunos alimentos que, día tras día, van apareciendo sobre la arena, tiene suficiente para seguir viviendo. No necesita nada más. Entonces, clava su mirada en el horizonte y se da cuenta de que casi no recuerda su vida anterior. Las personas que antes formaban parte de su ecosistema se han vuelto sombras tan lejanas que ya no pueden atormentarle, ya no las ve. Ya no ve a nadie. Ni siquiera a los cientos de veraneantes que, cada día, desde el paseo marítimo de la ciudad, estiran su brazo para sacarse una foto con él.
Podéis votar por vuestro favorito aquí. El lunes anunciaremos los autores.

FINAL DE CONSOLACIÓN DEL CONCURSO DE MICRORRELATOS "LAS TOALLAS SON PARA EL VERANO

ACCESITS DEL I Concurso de Microrrelatos “Las Toallas son para el Verano” 
Hoy en Los combates de la toalla, gran velada microrrelatista con los 4 Relatos seleccionados por el jurado en el Concurso “Las Toallas son para el Verano”. 
Y estos son los dos textos que han sido declarados accésits por el jurado: “Síndrome Posvacacional” y “Cronología de un K.O.”

CRONOLOGíA DE UN K.O.
Me llamo Ray “El Seco” Guzmán y moriré en 20 segundos, aproximadamente. Huele rancio, como a zulo abandonado, a fregona mal escurrida. Estoy tumbado sobre la lona, brazos en cruz, ojos desorbitados y un hilito de sangre que brota del oído izquierdo. Ha sido Zuck “Caraperro” quien me ha golpeado finalizando el quinto asalto: croché de derechas al cuello que me ha reventado la carótida. Eres rápido, jodido Zuck. Me siento en la gloria, levitando, como si acabase de meterme un chute de mezcal. El público murmura palabras inconexas mientras se hacen selfis con mi silueta de fondo, poniéndole ese toque dramático a la foto. El público es así, es lo que hay. René, mi manager, ha parado el combate. Que sangro mucho y raro, le ha dicho al árbitro ¿Qué sangro? ¿¡Qué coño es esto, un puto campamento de verano!? Naturalmente que sangro ¡¡Soy un boxeador, joder!! Siempre fue muy melodramático: debí despedirlo hace años, por sentimental. Ahora se agacha (René, digo), respira hondo, suelta un par de lágrimas, mira al techo rememorando a alguna virgen y me tapa ceremoniosamente la cabeza con la toalla, consciente de que hace ya, al menos, un par de segundos que estoy muerto.


SÍNDROME POSVACACIONAL
Apenas son las diez de la mañana y ya debes contenerte para no sacudir al viento la cabeza húmeda, salpicando tu isla entera.
La secretaria de Muñoz con su eterna cara seria, está sentada bajo la sombrilla vecina, como si el verano no fuera con ella. Sofía, enfrascada otra vez en una charla por Whatsapp, parece no enterarse de que los dos becarios están jugando a las palas junto a su esterilla, llenándosela de arena. El nuevo, que usa traje aún (y ni siquiera es de baño) no ha aprendido a llevar gafas oscuras para despistar al enemigo. Qué bien le vendría remojarse un poco y espabilar.
Te echas protector solar y te descalzas. Caminas decidido por el pasillo, levantando arena a tu paso. Te acercas a la orilla donde la señora de la limpieza insiste en una desigual lucha: fregona versus olas.
Desde el chiringuito, la mirada de tu jefe te traspasa la nuca. No lo has visto, pero su intensidad te abrasa como si el sol estuviera en su zénit.
Circunspecto, vuelves sobre tus pasos y mansamente, te acomodas en tu toalla otra vez.


Podéis votar por vuestro favorito en aquí.   El lunes anunciaremos los autores.

lunes, 16 de septiembre de 2019

PRESENTAMOS AL JURADO DEL CONCURSO "LAS TOALLAS SON PARA EL VERANO"


Estos 4 escritores os la tienen jurada. Ellos han sido los encargados de leerse los 81 relatos recibidos y elegir a los dos ganadores y los dos accésits del “I Concurso de Microrrelatos “Las toallas son para el verano”. Se lo habéis puesto muy complicado, ha habido más que palabras, alguna que otra onomatopeya y varios improperios, porque se produjo un empate del que no había forma de salir, y casi tenemos que llamar a Francino para desempatar. Al final, tuvieron que pedir el V(B)AR, hubo revisión y, después unas cervezas virtuales los cuatro llegaron a un acuerdo. 



Quiero darles las gracias por su amistad, por su profesionalidad y por su tiempo. Asier Susaeta, Arantza Portabales, Nicolás Jarque, Manuel Rebollar, gracias de corazón. Sois estupendos.
El próximo viernes, en “Los combates de la toalla”, publicaremos los 4 relatos seleccionados para que podáis leer y votar vuestros favoritos y darle un poquito más emoción al concurso.

miércoles, 11 de septiembre de 2019

113º ASALTO: Y TÚ, ¿DÓNDE ESTABAS EL 11-S?

Esta mañana me he dado cuenta de que era 11-S, y me ha dado por recordar y por escribir. 


¿Y tú, dónde estabas el 11-S?
El 11 de septiembre se desliza en nuestros calendarios sigilosamente, sin la rotundidad de otros años, cuando seguía abriendo los noticiarios y todavía se colaba en las tertulias de televisión y, sin embargo, nos sigue golpeando en la memoria, como ese boxeador noqueado que se niega a rendirse. Todos recordamos dónde nos encontrábamos aquel día y qué estábamos haciendo, yo recuerdo que estaba comiendo en el camping del Lago de Sanabria. Eran tiempos de cambios en mi vida y, como en verano no habíamos podido irnos de vacaciones, en septiembre decidimos hacer una escapada romántica de unos pocos días a algún destino económico. Como por azar, elegimos una cabaña de madera, sin conexión a internet, ni televisión, en una pequeña aldea cercana al Lago del Sanabria. Quizás sea el contraste entre la fragilidad de aquella cabaña prefabricada que cualquier lobo podía derribar de un soplido y la grandeza de las torres gemelas lo que hace que recuerde aquellas vacaciones con absoluta nitidez y en alta definición. Recuerdo el verano negándose a acabarse, la temperatura casi perfecta y el lago a nuestros pies, calmo, profundo, rodeado de bosques, impresionantemente bello, como en una postal. Las largas caminatas por los senderos que rodeaban el lago, nuestros cuerpos sudorosos, exhaustos, llegando a nuestro refugio antes del atardecer, hambrientos de amor. Los paseos en piragua y las ganas de bañarnos, a pesar del agua fría, del fondo oscuro. Las partidas de cartas para decidir quién fregaba los platos y las noches, oh, las noches, que esperábamos con ansia durante el resto del día. La aldea, huera de hombres, con sus casas de piedra, vestigio de otros tiempos, resistentes a la memoria, y sus mujeres, vestidas de negro, casi ancianas, trabajando la tierra. El corzo que nos encontramos camino del camping, a donde nos acercábamos a comer cuando no teníamos ganas de cocinar, y que se detuvo durante unos segundos para observarnos con curiosidad, antes de salir huyendo hacia el monte. Fue allí, en el camping, pasadas las tres de la tarde, con el telediario de fondo, cuando de repente dejamos los cubiertos y los vasos en la mesa, los filetes a medio partir y la conversación en el aire para ver cómo las torres gemelas se derrumbaban a nuestro lado, para dejar que aquellas imágenes se grabasen para siempre en mi memoria, junto a todas las demás que acumulé durante aquellos días ya lejanos, en los que nos amamos, ajenos a todo, como si el mundo se pudiese acabar mañana.  

viernes, 9 de agosto de 2019

EL COMBATE DE LOS VIERNES: DEFORESTACIÓN, DE PAZ MONSERRAT REVILLO, vs. DECORADO, DE ASIER SUSAETA.

Hoy, en los combates de La toalla del boxeador, duelo entre dos microrrelatistas que están en plena forma, con dos libros recién estrenados que, además, podéis encontrar entre los premios del Concurso “Las toallas son para el verano”.
A mi izquierda, desde Molins de Rei…, la encantadora de galgos, la bióloga de las palabras, la chica que le susurraba a las plantas, la autora de Jardinería de interior…¡Paz Monserrat Revillo y su Deforestación!
A mi derecha desde Vitoria-Gasteiz, el ingeniero de las letras, el bonito del norte, el último ornitorrinco salvaje, el autor de Hierba veloz y púrpura… ¡Asier Susaeta con su Decorado!
Ya saben: comenten, animen, compartan, opinen, aplaudan y, sobre todo, disfruten del combate. Podéis VOTAR por vuestro favorito en el Facebook de LA TOALLA.


DEFORESTACIÓN, DE PAZ MONSERRAT REVILLO (incluido en Jardinería de interior, Ed. Enkuadres, 2019)
De niña iba al dentista con frecuencia. Tenía el esmalte muy fino, teñido de amarillo por la tetraciclina. Pronto empecé con las caries.
Un día el doctor me contó que en la muela de un paciente había encontrado una pepita de tomate germinada. Yo no supe si creerle, pero me recuerdo fantaseando sobre el tema. Imaginaba una cavidad llena de humus de la que brotaba una minúscula tomatera que con el tiempo se ramificaba y reptaba con ventosas por el suelo de la boca. Algunos tomates estallaban como globos entre los dientes al hablar. Otros bajaban por el tubo del fondo del jardín, fértil abono de lechugas y alcachofas. A veces salían malas hierbas y unos caracoles pequeñitos tapizaban las mucosas de satén. Se convirtió en un huerto capaz de alimentar a una familia, o tal vez a una ciudad. Después en un bosque que generaba tormentas tropicales, cuyas lianas crecían decididas hacia arriba -cual habichuelas mágicas- mientras el señor de la caries se fundía sin remedio con la tierra.
Nunca llegó a saber el doctor cómo le odié el día que me desveló el desenlace de la historia. No se puede deforestar de estas maneras la imaginación de una niñita fantasiosa y de esmalte delicado.




EL DECORADO, DE ASIER SUSAETA (incluido en Hierba veloz y púrpura, Bululú-Zaera Silvar, 2019)
Se ha levantado de la cama más temprano de lo habitual tras pasarse toda la noche en vela, repasando los diálogos y mirando al techo estrellado del dormitorio. Se lava la cara como los gatos, con una botella de agua mineral, y mete el guion en la mochila. Después, ya en la cocina, abre el paraguas para resguardarse de la fina lluvia que empieza a caer, desayuna los restos del cáterin del día anterior y, por último, tiene que esperar unos minutos a que los técnicos terminen de montar el recibidor. Al salir al rellano, descubre que acaban de poner en marcha el ascensor; duda que sea seguro tras los últimos recortes del Estudio, así que opta por usar la escalera. Mientras baja, puede ver el rollo de asfalto desplegarse sobre la avenida desnuda, la fachada alzarse hacia él mediante un pentagrama de cuerdas y, cuando llega al portal, coincide con la actriz que hace de su mujer. Ella entra y lleva el pelo revuelto.
Escena 1ª: Adriana y José se dan cortésmente los buenos días.

miércoles, 31 de julio de 2019

LIBROS RECIBIDOS PARA LOS PREMIOS DEL CONCURSO DE MICRORRELATOS


(actualizado a jueves, 5 de septiembre de 2019) 

Hasta ahora hemos recibido los siguientes libros para repartir entre los gandores del I Concurso de microrrelatos "Las toallas son para el vernano". Puedes consultar las BASES aquí:
  1. "Vosotros, los muertos", de Ginés Cutillas (Ed. Cuadernos del Vigía)
  2. "Luna de perigeo", de Elena Casero (Ed. Enkuadres)
  3. "Hierba veloz y púrpura", de Asier Susaeta (Ed. Zaera Silvar)
  4. "Las miradas miopes", de Nicolás Jarque (Ed. Enkuadres)
  5. "De lo que quise sin querer", de Miguelángel Flores (Ed. Talentura)
  6. "Black is black", de Manuel Menéndez (Ed. Camelot)



7. Jardinería de interior, Paz Monserrat Revillo (Ed. Enkuadres)
8. Las pequeñas cosas, Paola Tena (Ed. La Palma)
9. La vida sin Murphy, Manuel Rebollar (Ed. Enkuadres)


10. Pecados poco originales, de Raquel Lozano (Pie Ediciones).
11. El corrido de Washington Jaramillo, de JM Sánchez (Ed. Playa de Abaka).
12. Microsexo, de Ana Grandal (Amargord Ediciones).




13. Diluvio personal, de Miguel Angel Molina (Ed. La kermesse heroica)
14. El ciego es el rey, de Rafa Sastre (Ed. ACEN)
15. Olor a rueda quemada, de María Requena (Ed. DECH)



16. Cambio de rasante, de Victor Lorenzo (Ed. Enkuadres)
17. Paraguas de colores para los días de lluvia, de Sara Nieto (Saralejandría Edciones)
18. Las herramientas del microrrelato, de Manu Espada (Ed. Talentura)



19. Belleza Roja, de Arantza Portabales (Lumen) 
20. La alejandrina, de Ángeles Navarro (Diversidad Literaria) 
21. ¿Y ahora qué, Emma?, de Dominique Vernay (Unaria)




22. Maleza viva, de Gemma Pellicer (Jeckyll & Jill) 
23. Érase de una vez,  de Ana Vidal (Enkuadres) 
24. Microrrelatos para macromomentos, de David González (Nova Casa Editorial)
 



25. Los otros mundos, de Rosana Alonso (Talentura Libros)
26. Sentido sin alguno, de Agustín Martínez Valderrama (Talentura Libros)
27. De antología: la logia del microrrelato, VV. AA. (Talentura Libros)
28. La llave dorada, de Carlos Almira Picazo (Talentura Libros)
29. Y Voces para un tímpano muerto, de Miguel Ángel Zapata(Talentura Libros)




30. She was so bad, VV.AA (Aloha Editorial)
31. La casa de ellos, de Carmen del Rio Bravo (Editorial Páramo).
32. Locuentos, del Colectivo Literario Plumaniáticos (Lulu Libros)
33. Paisaje de malva, de Luisa Ruiz Chacón (Editorial Tandaia).




34. Sinestesia general, de Patricia Collazo (Editorial Platero Coolbooks)
35. Partículas en suspensión, de Lola Sanabria (Talentura Libros) 

36. 4 ejemplares de Relatos con historia, Amigos de la historia de Calahorra.
37. El mundo mágico de Martina, de Salvador Terceño (Editorial Uno)  



Iremos actualizando la lista periodicamente. Gracias a todos por los donativos y por el entusiasmo que estáis demostrando con el concurso.