El mundo al revés
Papá intentaba modular la voz, ponerla ronca si hablaba el lobo o aguda cuando respondían los enanitos, pero lo hacía fatal y confundía las historias: lo mismo le probaba el zapato a Blancanieves que envenenaba a Caperucita. A veces se le escapaba una lágrima y tenía que ayudarle a seguir, hasta que poco a poco me hacía la dormida. Con los ojos cerrados le oía salir del cuarto y encender la tele. Al rato, cuando todo parecía en calma, me asomaba a hurtadillas, apagaba la tele, le quitaba los zapatos, le arropaba con una manta y le daba un beso.
El mundo al revés fue seleccionado en el programa Wonderland, de RADIO 4
me encanta este relato, tanta ternura
ResponderEliminarA veces puedo ponerme tierno, Elena. Gracias por la visita.
Eliminar¡Muy bueno! Los relatos estarán contados al revés, pero hay amorosidad entre ese padre y la hija.
ResponderEliminarSaludos.
Niños que cuidan de sus padres, el mundo al revés. Me alegro de que te haya gustado. Gracias, Mirella.
EliminarQué ternura, Ernesto!!, un abrazo
ResponderEliminarSoy Crmen Roiz, me olvidé de poner el nombre
ResponderEliminarQue alegría verte por aquí, Carmen. Abrazos.
EliminarGenial!
ResponderEliminarGracias, Yolanda. Hay que intentar recuperar los blogs.
EliminarQué tierno!!!!
ResponderEliminarAbrazo =)))
Maravilloso.
ResponderEliminarFelicidades.
Dicen que los hijos deben enseñar el camino a sus padres. Por ejemplo, el camino de la cama.
ResponderEliminarUn abrazo.
Los hijos enseñan mucho a los padres, tanto o más que los padres a los hijos. Yo desde que soy padre no hago más que aprender cosas. Gracias por la visita. Abrazos.
EliminarFantástico!
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