Igual que lo hacen las ballenas, yo también necesito llenar mis pulmones. El movimiento alerta a mi jefe, que me persigue con la mirada. Antes solía bajar con Matías y Fernando y, entre calada y calada, arreglábamos el mundo, pero a ellos hace tiempo que los despidieron. Ya solo quedamos él y yo, así que enseguida apago la colilla y vuelvo a mi puesto. Y allí permanezco, varado, entre montañas de facturas y gigas de correos electrónicos, como un gran cetáceo, esperando a que la pierna del capitán asome por la puerta del despacho para apuntarme con su arpón, antes de que el barco se hunda.
¡Uf, Ernesto! Sí que le has sacado punta a la puñetera frase inicial.
ResponderEliminarConsigues, con este micro, transmitir toda la desazón que nos barniza en estos días.
Un abrazo,
Pues sí, Pedro. Parece este páis está varado, esperando que lo devuelvan al mar o que lo rematen de una vez.
EliminarMuy bueno, Ern. Mucho. A mi me ha traído imágenes de mi propio drama laboral, que duró todo 2008 y la mitad de 2009. Me parece tremendo que tu micro sea, a día de hoy, un lugar común para tanta gente. Me ha gustado mucho.
ResponderEliminarAbrazos
María.
Gracias, Mary. Pero al final parece que a ti no te va tan mal, ¿no? Me alegro mucho. A ver si esto se arregla que el tema de la reforma no pinta nada bien. Si pasas por Madrid avisa.
Eliminar¿Y donde está María ahora? Esta muchacha no para.
ResponderEliminarBueno, te felicito, has sacado de esa frase un micro "indignado" muy potente. De verdad, me quito el sombrero.
Besitos
Con ese arpón nos van a cazar a todos, Ern. Me gustó mucho esta metáfora de una sociedad que camina hacia el desastre.
ResponderEliminarMil abrazos.
Pues sí, ya no sabes si salir del agua para que no te den o embestir contra el barco. Llegaran tiempos mejores, espero.
Eliminar