(Con un poco de retraso, esta entrada sobre los libros que más me han gustado del año pasado)
Dicen que se puede conocer a una persona por los libros que tiene en casa, aunque creo que se le puede conocer mejor por los que le han gustado. Repasando la lista de las lecturas de este año, me quedo con Conversación en La Catedral, de Vargas Llosa, que se ganó una reseña propia, y Mil soles espléndidos, de Khaled Hosseini (el de Cometas en el cielo), un best seller que cuenta la vida de las mujeres en Afganistán, durante los últimos 50 años. Como todo best seller, se lee muy fácil, pero su dureza emociona y nos descubre un mundo tan desconocido para nosotros, aunque lo estemos viendo cada día en los telediarios, que engancha y llena desde la primera página. De entre los libros de relatos, me he reído, aprendido, sorprendido y emocionado con Hipólito G. Navarro y su Pez volador. Una antología publicada por Paginas de Espuma que además incluye un divertidísima y entrañable entrevista al autor. Sin duda, estas serían las tres lecturas de este año que incluiría en mi lista de “libros que no puedes dejar de leer”.
Del resto, me gustaron mucho los relatos de Patricia Highsmith de la que me he quedado con ganas de leer más, y que entra directamente en mi lista de autores favoritos, los microrrelatos de Zoom, ciento y pico novelas a escala, de mi amigo Manu Espada (pero no porque sea mi amigo, que conste) y los cuatro cuentos largos del Ladrón de Palacio, de Ethan Canin. También la segunda parte de Sukkwan Island, de David Vann, una de los libros más angustiosos que he leído en mi vida, de la que es mejor no desvelar nada (aviso: la primera parte es un poco aburrida pero merece la pena pasar por ella para llegar a la segunda), y algunos párrafos de Mrs Caldwell habla con su hijo, de Camilo José Cela, que aunque está escrito en los 50 me ha parecido una narrativa muy moderna. Eso sí, es para tomarlo en pequeñas dosis y leer poquitos capítulos al día (son textos muy cortos), como si fuesen microrrelatos o poemas, o acaba saturando.
El año que viene... ¡más!
¿La primera parte de Sukkwan Island aburrida? A mí me atrapó desde el principio.
ResponderEliminarEn cuanto a "El pez volador", regalo de un señor de por aquí, me encantó.
Me quedo con estos dos.
Abrazos, papaíto.
Conversación en la Catedral llegó a mis manos cuando tenía 15 años y fue uno de esos libros que me convencieron de que yo jamás llegaría a escribir así.
ResponderEliminarSi me dejara guiar por lo que siento después de cada relectura, no me atrevería a afirmar que escribo, aunque sea como afición.
Un abrazo,
Me apunto el pez volador.
ResponderEliminarAbrazos,
P
Sí, LOLA, todo el día encerrados en la cabaña perdida de ALASKA, me acabo saturando un poco. Pero luego...
ResponderEliminarPEDRO, yo lo he leido con 40 y he pensado, joder, lo tenía que haber leído con quince. Ni se me pasa por la cabeza poder escribir algo parecido.
PABLO, apunte usted, y luego disparé y dígame cuanto le gusto.
Me apunto ese Pez volador, tiene buena pinta y Conversaciones lo llevo rodando para releer unas cuantas semanas, a ver si empiezo ya...
ResponderEliminarBesitos
El pez volador, uno de sus primeros cuentos, al menos a mi entender también es la cumbre de H.G. Navarro.
ResponderEliminarSaludos.