Cada día me peleo con mi sombra por seguir escribiendo.
Disfruten del combate.
¡BIENVENIDOS A ESTE RING!
Tomen asiento, señoras y señores. ¡Bienvenidos a este ring! Griten, animen, protesten, expresen, alienten, inciten, espoleen, vociferen, pinchen, empujen, abucheen, aclamen, comenten, reivindiquen, pateleen, piten, abronquen, reprochen, aplaudan... ¡Esto es pasión por la literatura!
domingo, 20 de noviembre de 2011
GANCHO DE IZQUIERDAS: TRASTOS VIEJOS
Cansados de llevarlo de una habitación a otra, decidieron subirlo al desván. Allí no estaría peor, pensó, pero la humedad le vendría fatal para la artrosis.
A mi casi lo que me extraña es esa indecisión de no saber en qué habitación ponerlo. Lamentablemente, creo que la mayor parte de las veces está muy muy claro.
Parece casi un tópico, pero logras engañar hasta la última palabra. El factor sorpresa funciona muy bien en este tipo de relatos tan cortos. Da para pensar (en estructuras y esas cosas). Abrazo fuerte, P
Sí, duro pero real. Nuestros mayores se merecen muchos más respeto del que muchas veces les tenemos. La vejez debe de ser realmente difícil. Gracias a todos.
Nuestros mayores no son trastos viejos, habría que ponerlos en el centro de la casa, al amor de la lumbre, iluminando nuestra vida con sus historias y su sabiduría. No sé, a mi es que me encantan las personas mayores. Y me duele esto, por eso me gusta tu relato, porque abofeteas la realidad. Un abrazo
Duro, pero demasiadas veces demasiado real
ResponderEliminarsaludillos
Este golpea, aunque tiene mucho de real el pensamientos de esos "tratos viejos"
ResponderEliminarBesitos
A mi casi lo que me extraña es esa indecisión de no saber en qué habitación ponerlo. Lamentablemente, creo que la mayor parte de las veces está muy muy claro.
ResponderEliminarParece casi un tópico, pero logras engañar hasta la última palabra. El factor sorpresa funciona muy bien en este tipo de relatos tan cortos. Da para pensar (en estructuras y esas cosas).
ResponderEliminarAbrazo fuerte,
P
¡Estremecedor, Ernesto! Ese desván da miedo. Qué mala es la vejez.
ResponderEliminarSí, duro pero real. Nuestros mayores se merecen muchos más respeto del que muchas veces les tenemos. La vejez debe de ser realmente difícil. Gracias a todos.
ResponderEliminarNuestros mayores no son trastos viejos, habría que ponerlos en el centro de la casa, al amor de la lumbre, iluminando nuestra vida con sus historias y su sabiduría. No sé, a mi es que me encantan las personas mayores. Y me duele esto, por eso me gusta tu relato, porque abofeteas la realidad.
ResponderEliminarUn abrazo